La mejor forma que encuentro de transmitir la pasión por Defensores, es escribiéndola. Por lo tanto, aquí habrá textos que cuenten la vida de nuestro querido Dragón, y también, a veces, de lo que nos pasa como sociedad, porque Defensores y sus hinchas no vivimos en una isla donde no nos puedan conmover otros sucesos. Habrá quienes no estén de acuerdo con que aquí se hable de otra cosa que no sea Defensores. Pero este es un espacio de expresión, y es una pena limitarlo.
lunes, 20 de febrero de 2012
Un sábado inolvidable como un ascenso
¿Para qué sirven los clubes si cuando la pelota se guarda se guarda todo sentido? ¿Para qué sirve la pasión si sólo se alimenta de victorias? ¿Qué es el fútbol si no es una actividad que se justifica en el encontrarse, en el compartir, en el convivir?
El sábado, algunos integrantes de la Filial Escobar del Dragón "Juan Toti Ferrara", se respondieron que ser de Defe tiene más sentido cuando el club es un pretexto para juntarse y compartir ganas y afecto, y ya que estamos con todo eso darnos cuenta que no basta con abrazarnos nosotros, que la pasión por el Dragón y la amistad deben servir también para otras cosas. Como ayudar con lo que pueda nuestra voluntad a los que andan con esas urgencias que a muchos suenan extrañas pero tan reales y dramáticas son: urgencia por comer, por vestir, por estudiar, por vivir...
Y allí fuimos el sábado cuando el mediodía ardía a nuestro primer destino. A la Casa del Niño "María de la Esperanza", que contiene y da asistencia a unos 60 chicos provenientes de los barrios carenciados de Escobar. Los defensoristas de esta flamante Filial Escobar de Defensores, juntaron ropa, calzado, útiles, comida, hasta algunos electrodomésticos en este primer paso de una segura larga relación con esta conmovedora casa del amor.
Allí, nos rodearon los pibes que nos esperaban ansiosos no por lo que lleváramos, sino para recibir nuestra caricia, nuestra atención, nuestros relatos sobre el Dragón, y también la promesa de que los llevaríamos a la cancha. Un puñadito de docentes se las arregla allí, en los suburbios de Escobar, para darles de comer y recibirlos a esos chicos que no tienen nada de nada y que ahí comen y pueden abrir un libro y pronto encender una computadora. Un corazón sensible les donó un terreno en la ciudad bonaerese de Matheu, y allí están armando la granja pero necesitan material para trabajar la tierra y hasta las mismas semillas. La Filial, a través de uno de sus adherentes - la licenciada en Trabajo Social-, tratará de acercarle las soluciones que dependan de una repuesta del Estado.
El sinfín de besos, la canción cantada por todos los pibes en la despedida, el Dragón apretujado en sus pechos...
De Defe así haciendo, da más gusto.
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