Volví de Brasil hace un par de días y
ya me encuentro muy feliz de ver a la patria renovada por un nuevo gobierno.Vi
a la gente humilde haciendo con alegría sus compras de fin de año, con precios
cada vez más accesibles para el bolsillo del trabajador.Vi a nuestra hermosa
clase media más solidaria aún que de costumbre con sus compatriotas de menos
recursos.Y vi alegrísimas colas en los bancos, porque esas entidades han
comenzado a devolverle a la gente los usureros intereses que por
error habían aplicado en préstamos y en tarjetas de crédito. Y leí la verdad
diáfana en Clarín, reconociendo haber pactado la fuga de los tres acusados por
la masacre de General Rodríguez, como pago por señalar como cómplice a Aníbal
Fernández en el show mediático del mayor esbirro del grupo pero bonachón al
fin, Jorge Lanata. Después, prendí la tele para darme un baño de cultura en
cada canal.Y antes de dejar mi hogar para respirar profundo el aire limpio de
la calle, y regodearme con sus silencios y sus suspiros, tomé el sobre que
acababan de dejarme bajo la puerta, en el que el magnánimo gobierno de la
ciudad me da la bienvenida con colores verdes y amarillos, y me anuncia una
rebaja importante en el impuesto de ABL por mi buen comportamiento como
contribuyente.Y fue ahí que me puse a pensar en lo lindo que es vivir en Buenos
Aires, y en el futuro de jubilo que aguarda a nuestra refortalecida nación.
Y miré para el lado de mi barrio
querido y vi que en Defensores había algarabía, mucho movimiento, entusiasmo,
porque durante el año que se viene van haber por fin elecciones y son tres
listas las que se presentan, en un marco de respeto y en un ambiente
profundamente democrático. Los padrones están claros a la vista, y son muchos
los que pueden votar después de las sucesivas campañas de socios que realizara
el club, que sedujo a todos los hinchas y vecinos con inscripciones sin ningún
tipo de trabas.
Miré para el fútbol, y vi la notable
cantidad de juveniles que siguen engrosando nuestro plantel de Primera,
cerrando un promedio de edad de 23 años. Vi las divisiones inferiores
impregnadas de un fútbol que distingue al Dragón y que le hacen mamar desde
chicos: un fútbol ofensivo, con generación de juego, tenencia de la pelota.
En fin, mi regreso no pudo haber sido
más feliz.
Por eso y más que nunca, les deseo un
muy feliz Año Nuevo!