lunes, 16 de septiembre de 2013

A tres años de la partida de nuestro inolvidable Flaco

A la muerte habría que matarla. Hace tres años se nos fue el símbolo más grande de la historia de Defensores. La muerte anda diciendo que se llevó al Flaco Chiti, pero habla de fanfarrona, nomás. Cómo se va a quedar con nuestro personaje por excelencia, con ese tipo de ojos claros que nos regaló su pasión hasta el colmo... Mentira, el flaco se fue a conocer otros estadios, en los que sólo consiguen entradas los más buenos. Y cada tanto viene y se sienta en su tribuna visitante del Pasquale, para pedirle a Defe que meta como metía él, y no se vaya al descenso y salga campeón.
A continuación, la nota realizada en colaboración con Damián Zanca a mediados de 2006, y publicada en el libro Corazón Pintado.
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Decir Chiti es decir Defensores. Quien quiera ejercitar un poco la memoria y recorrer la historia del club seguramente se topará con una formación, con un partido, con una anécdota en la que aparece este Flaco con mayúsculas. Es que Rodolfo César Chiti permaneció, gozó y sufrió en Defensores más de 30 años. Jugó casi 20 años en Primera, y disputó 500 partidos, cifras que lo convierten en el futbolista que más veces se pintó el corazón con la rojoinegra. Ganó los campeonatos de Primera C de 1953 y 1958, y el de Primera B de 1967. Después fue técnico, y consiguió el título de 1972.
Defensor central, piernas larguísimas que llegaban a todas, alto, chueco y desgarbado, capitán, un símbolo de Defensores que aún perdura en el recuerdo de muchos hinchas del ascenso.
-¿Cuándo y dónde nació?
-Nací el 22 de septiembre de 1933 en la calle Congreso 1674, entre Núñez y Belgrano.
-¿Dónde comenzó a jugar a la pelota?
-En la vereda con mis amigos del barrio, luego me mudé a Barrancas de Belgrano y ahí sí, como ya era un poquito más grande, formamos un equipo con mis nuevos amigos, se llamaba "El Cometa" y desafiábamos a todos los clubes del barrio.
-¿De chiquito iba a la cancha?
-Sí, pero siempre me colaba. Un sábado iba a ver a Excursionistas y el otro a Defensores. Para ver al Dragón siempre nos trepábamos por el Club del Círculo Policial debido a que la pared era muy bajita.
-¿Cómo llegó a Defensores?
-En Defe pusieron afiches que decían que se iba a jugar un campeonato de papi fútbol nocturno. Me acuerdo que se iluminó la cancha en el corner de Comodoro Rivadavia y Avenida Libertador. Iba mucha gente a ver jugar a los chicos. Una vez se armó una gran pelea entre nosotros, los pibes, y el árbitro me echó. Entonces, una vez finalizado el partido, me agarraron dos dirigentes de Defe, los señores Sunino y Petrocino -ya fallecidos-, y me dijeron "mirá pibe, si venís a jugar para Defensores no te suspendemos". Fue un canje.
-¿Cómo era en ese entonces el club?
-Era totalmente distinto, cuando yo empecé a jugar ni se había construido "la techada". Ahora se hizo la platea nueva, menos mal, porque la vieja en cualquier momento se venía abajo. Yo no sé como nadie nunca se cayó de ahí. Pusieron iluminación, el césped siempre esta verde y parejito, cosa que cuando jugaba yo era muy malo, con mucha tierra. Por eso destaco que en el club hubo una gran renovación.
-Finalmente, ¿cuándo fichó?
-Yo quedé vinculado al club el 15 de Marzo 1948, fecha que nunca me voy a olvidar porque coincide con el cumpleaños de mi mamá, y ella fue la que me acompañó a firmar el vínculo con Defe. Y ya en 1950 tuve la primera gran alegría. Salimos campeones de la sexta división, y tuve como compañeros al "Piolita" Gómez y a "Totola" Vigliarino, dos amigos que quiero mucho.
-¿Cuál fue se debut profesional?
-Debuté contra Tigre allá en Victoria, el resultado no pudo ser peor, perdimos 8 a 1. Me quería morir.
-¿Cómo se hace para jugar casi veinte años y 500 partidos con la misma camiseta?
- Es que antes, cuando uno se identificaba con una camiseta, era para siempre. El dinero no tenía mucha importancia. Eran otros tiempos, otro fútbol y otro mundo.
-Era flaco, alto, despatarrado. Había quienes no daban un peso por usted.
-Es verdad. Mi fuerte era quitar la pelota, era un buen quitador e iba muy bien de arriba, por eso todos los directores técnicos que tuve me ponían a marcar al más difícil dentro del área. Me comí miles de codazos, y llegaba siempre a mi casa con moretones. Otra virtud que tenía era que no me entregaba nunca, e iba a muerte hasta la última pelota.
-También fue entrenador de Defe.
- Habré trabajado unos cinco años como técnico de Defensores. Cuando me retiré como jugador, el presidente del club en esa época era el señor Rodríguez, y fue él quien me propuso quedarme como DT, reemplazando nada más y nada menos a Angel Labruna, que se iba para River. Cuando terminé ese primer ciclo como técnico de Defensores, me fui a dirigir a Villa Dálmine en el campeonato de Primera C, donde salimos terceros. Recuerdo que primero salió Tigre, segundo Almagro y después nosotros. Hasta que un día me llama Rodríguez para volver a Defe, acepté, y salimos campeones de la "C". En ese año, el 72, hice debutar a Houseman. Yo me acuerdo que le pedí al presidente que no lo vendiera al "Loco" luego del ascenso que obtuvimos, pero finalmente se fue del club, se fue a Huracán. Si hubiese tenido a Houseman en el campeonato de Primera B, yo salía campeón, y Defe hubiese subido a la Primera División. Sin él salimos cuartos a 5 puntos de Banfield.
-Houseman dice que es hincha de Excursionistas. ¿Hablaba de eso en aquellos tiempos?
-No, él siempre estaba en Defensores, vivía en el club y lo adoraba. Ya de grande empezó a hablar de más. Y me dolió mucho lo que dijo en la televisión cuando trató a Defe como los "innombrables", olvidándose de que el Dragón le dio lo más importante que se le puede dar a un jugador, que es la camiseta.
- ¿Es cierto que tenía un trabajo paralelo en el Hipódromo?
-Si, pero no pude soportar mucho tiempo hacer las dos cosas. Ser entrenador en esos tiempos no era fácil. No tenía como tienen ahora ayudante de campo, dos preparadores físicos, médicos, etcétera. Cuando yo dirigía me encontraba solo y cuando llegaba el día lunes tenía medio plantel golpeado, y nunca podía contar con todos los jugadores. Llegó un momento en que dije basta, no se puede ser "bohemio" toda la vida. El trabajo de técnico es muy inestable. Y yo tenía hijos y debía alimentarlos, darles una buena educación y miles de cosas más, la plata debía estar segura a fin de mes. Yo trabajé 24 años en el hipódromo de Palermo y ahí fue donde me jubilé.
-¿Sigue viendo a Defensores?
-En ese entonces no, porque en el Hipódromo trabajaba los sábados y domingos. Pero cuando dejé en 1994 empecé a ir a la cancha, y a encontrarme con gente conocida. Iba de local, pero también he ido mucho de visitante.
-¿Cómo es hoy su vida?
-Antes que nada me siento muy respetado por la gente de Defe, noto que me tienen un gran aprecio. En el día a día me dedico a ser "amo de casa", ya estoy jubilado, paseo a mi nieta y me sobra el tiempo para todo lo que quiera hacer.

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