jueves, 1 de diciembre de 2011

Una lástima, René

Pobre Loco, tiene la galera arrugada y el conejo se le rajó hace rato. Bailarín irrepetible de la raya, ahora se agarra de cualquier brazo para no caerse de la vida. Lástima que otra vez maltrates al rojo y negro que de pibe te brindó alcoba y el mejor alpiste para que pudieras volar. “Ojalá que River le gane a Defensores 45 mil a cero”, sangraste Loco de nuevo esgrimiendo tu amor por Excursionistas, que no está mal pero no está bien tu otro rencor.
Recuerdo que en una de las tantas notas que te hice, allá por mediados de los ’80, cuando aún éramos jóvenes los dos, me hablaste del cariño que sentías por Defensores, de que sin Defe no habrías sido nada, de tu agradecimiento inmenso y también me acuerdo que me contaste que en el Mundial ’78, cuando Videla fue a saludarlos al vestuario, lo recibiste en bolas y con las manos sucias como para darle a tender que te daba asco. Te seguí queriendo entonces porque nunca había olvidado ni olvidé todo lo que me hiciste gozar de pibe, en el inolvidable título de campeón del ’72. Yo tenía tres sueños recurrentes por aquellas épocas de lompas cortos: vos, René; Nicolino y el Che… Te ataba Loco a la raya que da a las tribunas del costado y vos hacías firuletes para mí solo; Locche se la pasaba guiñándome un ojo mientras otros le querían pegar y no podían, y el Che se subía atrás en mi bici y no lo mataban ni en pedo.
¿Cómo vas a hablar así de Defe, René? No podés hacerme esto. Es cierto que hace unos años a vos y al otro Conejo, Saviola, algunos dirigentes –porque Defensores no hace ésas cosas- los declararon personas no gratas por ser hinchas de Excursio. Sí, ya sé, una boludez. Porque qué deberían hacer entonces con esos supuestos hinchas que agreden a otros hinchas por no avalar ciertas políticas del club. Defenestrarlos, claro. Pero ahí no mueven un dedo los mismos que te cortaron para siempre el cordón umbilical. Pero eso no es suficiente para tu rencor, René. Te vi anoche gritando desaforado en contra de Huracán, y me acordé que en otra nota que te hice, más moderna, hablabas mal de Excursio porque no te daban bola, y maravillas del Globo que en esa época te pagaba una especie de pensión. ¿Sos interesado, Loco? Yo sé que de pibe la pasaste cuando en la casilla tu viejo albañil no se levantaba a laburar por culpa de la botella, y salías enloquecido de hambre por los pasillos de la villa y siempre alguien algún guiso te tiraba. Pero la villa hace rato que no está más, René… ¿No te acordás que los milicos le pasaron las topadoras? Le sos fiel a Excursio, el mismo que me contaste que te discriminó y no te quiso probar porque eras villero. También me dijiste en otra de las notas que te hice: “Cómo me hubiese gustado laburar en las inferiores de Defe…”
Menotti era tu viejo, te escuché varias veces, y después te oí llamarlo “ése señor” cuando no te tiró más un mango. A mí también me pediste guita “para los fasos” antes de cada nota… Está bien, René… Vos te merecés cualquier cosa porque te cagabas de risa en una cancha y nos hacías felices a todos, y porque te chupó un huevo el circo del fútbol. Pero no sus miserias. Ahí fuiste de lo peor.
Una lástima, René.

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