domingo, 1 de julio de 2012

La maldición del Dragón

De regreso, con la idea que da el fútbol de todo, en este caso de que el que las hace las paga. Se fue al descenso aquel pobre tipo de Pascutti (una vez más) que fue capaz de tomarse los testículos cuando daba la vuelta olímpica creyendose impune con All Boys ante la tribuna de Defensores. Y se fue al descenso Chacarita, con su mala gente que conduce a un club noble como puede ser cualquiera. El Chaca de Barrionuevo corrupto, ladrón, vendepatria, aquel que hizo lo imposible para que Defe deje hacer, y jugar aquel desempate en el que murió Fernando.
El fútbol es para los giles, y también se fue Atlanta que no paró de comprar partidos en su momento con sus inversores judíos de ocasión.
Pero nos brilla la alegría por el ascenso de Central Córdoba, los entrañables amigos de Rosario que se empecinan en hacernos creer que el fútbo se reduce a un abrazo fraternal.

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