Es otra crónica de un naufragio anunciado. Ya lo dije demasiadas veces. Desde que Marcelo Achile decidió alejarse de la gente capaz, desde que vaya uno a saber por qué no escuchó más las palabras sensatas que sabían decirle cuando había una decisión equivocada, desde que empezó a equivocarse en el análisis y creer que Defensores era algo de su propiedad, desde ahí, Defensores cayó en picada. Rodeado de gente que solo lo rodea por su interés personal y por lo que puede sacarle a él y al club, el presidente solo tuvo obsecuentes a lado, y lo que nunca entendió muy bien –por ejemplo el manejo del fútbol-, nadie se lo hizo comprender.No existe institución o emprendimiento que llegue a buen puerto por el exclusivo manejo de una sola persona. Los mejores momentos de Defensores en esta larguísima experiencia de Marcelo Achile como su presidente, ocurrieron en los primeros cinco años de su mandato, cuando verdaderamente las puertas del club estaban abiertas para todos y así las buenas intenciones y las iniciativas abundaban, y el club, por ejemplo, pudo llegar al Nacional en el 2001, en el medio de un país en estallidos.
Pero después Achile se fue apartando de la buena gente, su círculo se fue cerrando, repartió prebendas a gente que sólo le interesaban esas prebendas y entonces se empezaron a suceder las agresiones, las amenazas en nombre de la continuidad de una conducción, que así se quedó aislada, sin crítica, sin oposición pero sin el menor aporte de ideas.Esto es muy sucintamente lo que pasa en el club. Esta, creo, es la raíz de la agonía en que se encuentra el club.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.