domingo, 3 de octubre de 2010

Madrugada feliz (escrito el 22 de agosto)

Son las tres y media de la madrugada y vuelvo de la madrugada. Estoy contento, inquieto, tengo ganas de contarle al sueño que atrapé despierto una de sus aventuras. Antes de dormirme debo decir que una de mis felicidades es feliz. Defensores está feliz. Es que juega casi como los misteriosos dioses que me envolverán dentro de un rato. Mi querido Defe por momentos tiene magia, encanto, canto, y cuando se le cansan las virtudes se arremanga y se tira a los pies del rival como si pelear una pelota fuera lo último que quedara.
Es un sueño con los ojos bien abiertos gritar el ole, ole, después de tanto, será desde de la época del Gaby Pereyra, o será de antes, con el ascenso al Nacional con Cochas y Gómez Barroche, o será de cuando estuvimos por ascender a Primera con Ronci, Galbán y Arbelo.
Hacía bastante tiempo que no veía la abrumadora superioridad de un equipo sobre otro, como ocurrió con Defensores ante un asombrado Almagro en el primer tiempo. Defensores no deja imaginar nada al contrario, es un mala leche, un aguafiestas, tiene cero onda con el rival porque le afana toda idea, se la rompe, y con esa obsesión que tiene de quedarse con la pelota, cuando la consigue la acaricia de aquí para allá y sino mete el estiletazo para el Bello Despierto Giménez, que baja todas, o cabecea todas, o hace lo que puede pero siempre jode a los rivales. Ayer pasó que pelotas que tenían dominadas los defensores contrarios, las perdían finalmente con el Tanque de puro susto nomás de cómo se les venía.
No voy a calificar esta vez (los números son inciertos), pero me permito hacer algunas consideraciones. Me parece que Defensores es así: estudia al rival hasta el cuarto de hora; después pone en marcha sus deseos, y tritura. En la primera parte de hoy apenas fue un gol. Pero su dominio fue un escándalo.
Sobró o se relajó al principio del arranque, y Almagro se vino con lo que pudo. Fueron casi 20 minutos de inquietud. La blasfemia mayor a la justicia hubiera sido un empate del visitante de José Ingenieros. Pero Della Picca, hizo, como nunca antes, tres cambios seguidos. Decíamos en la Techada que hacía falta alguien con buen pie para volver a manejar el ritmo del partido. Y entraron “Redondo” Sommariva, “Vaselina” Becica, y se dio el debut del “Maguito”González. ¡Tres pares de buenos pies! Se acabó el partido. Apareció el ole, y el segundo gol y la resolución de la jornada.
Los que entran mejoran; al fin después de tanto hay recambio y hambre, y nobleza por ganarse el salario en la cancha. Y los hinchas estamos felices… Aún en la madrugada.
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