Todo al revés

Era una noche linda la del Oeste para sonreír y seguir soñando. Pero parece que los nubarrones que se aproximaban se quedan, y Defensores va perdiendo claridad, y ya no es ese equipo distinto de la categoría.
Uno tiene la intención de quererlo a Della Picca, pero no se deja. Es que no se terminan de entender las decisiones del DT. Ya van seis partidos de visitante sin un solo gol y sin victorias, claro, y Fito no cambia nada. Realmente ante Morón llegó a irritar que dejara al Tanque Giménez en cancha, cuando era evidente que estaba disminuido físicamente, y todavía después de que en una jugada del primer tiempo debió ver la roja por un codazo a un rival. No sólo estaba en malas condiciones, sino que el Tanque andaba al borde de la expulsión. Pero en el complemento siguió entre los once, y ya sin fuerzas jugó de enganche (¡!), dejándole toda la responsabilidad ofensiva a Montenegro, que hizo lo que pudo, y si desperdició un par de chances claras de gol, fue porque, como siempre, llega fundido a la última decisión.
Hasta los de Morón se preguntaban cómo no entraba Coria. Y también en la radio, en el duro regreso, decían que Fito no se había animado a acabar con la floja resistencia del Gallo, al hacer un solo cambio, y según Prosa dragona, encima mal hecho. Es difícil de entender, pero Della Picca sacó a Lucho González justo cuando jugaba uno de su mejores partidos, y metió a Becica pero dejó al inoperante Arce y lo mando a Porcel de 8, donde peor se siente. Por un error de los tantos de Porcel en esa función , vino el ataque de Morón por la derecha y el centro que pasó a nuestro centrales e insólitamente encontró en total soledad a Akerman, nada menos, que se acomodó, pensó, midió y resolvió poner el 1 a 0 en el minuto… 89!!!.
Dicen que se anda pidiendo recompensa para el que informe donde estaba Nadal en esa jugada. Cómo un equipo –como le gusta a Fito- de férreas dos líneas de cuatro, se va a permitir ese desliz de dejar tan libre al goleador rival, y en el último minuto. Qué bajo está Nadal…
Es cierto, Defensores no mereció perder por las situaciones que generó en el segundo tiempo. Pero no se puede hablar de mala suerte, porque salvo la pelota que Rochi –justo el enano- saca de cabeza en la línea tras un remate de Montenegro luego de un corner, en el resto de las media docena de chances para marcar, Defensores define mal, porque llega mal a la última jugada, porque llega a los ponchazos.
En síntesis –perdón por nombrar a ese noticiero-, si el técnico no es audaz, no hay mucho que hacer. A partir de los 20 minutos del complemento, Deportivo Morón era una invitación a que lo golearan. Su propia gente había perdido la paciencia. Era el momento de seducir a la gloria.
Pero Fito se quedó quietito en el banco…