lunes, 28 de marzo de 2011


No voy a cerrar el blog, porque ya que hoy sólo existen dos campanas sucias de la verdad, achicar aún más el espacio a la verdaderamente libre expresión sería un despropósito.
Está claro que el periodismo murió y que el fútbol agoniza. En el primero navegan los mercenarios de uno y otro lado, y el fútbol está con sueros gracias al cúmulo de sinvergüenzas que le chupan la sangre para convertirlo en lo que es hoy: un decadente y agresivo show en el que la pelota poco tiene qué hacer.
Y qué decir de nuestro club de siempre, si es invadido permanentemente por caras extrañas y ya no cobija el perfume del barrio, ése que es difícil de hallar entre tanta voracidad del cemento.
Y lo último que podía faltar es que no estemos seguros en casa. Y hoy en Defe no estamos seguros. Desde la conducción no se permite el disenso, y esa pequeñez mental es el caldo de cultivo para que cualquiera se crea personaje. Y uno está grande, y ya se le hace intolerable la imbecilidad.
Voy a seguir con el blog, pero tal vez en forma más espaciada y compartiendo temas con mi otro blog (www.noticiasenprosa.blogspot.com), en el que con mi pobreza de expresión dejo fluir, casi salvaje, a mi espíritu.
Agradezco mucho a la gran cantidad de defensoristas que me pidieron continuar con este humilde contacto. Otra vez quedó claro que es más la gente buena que la mala, aunque a veces la mala se impone porque tiene constancias que la gente buena desprecia.
A la cancha no tengo muchas ganas de ir. Pero ya veremos.
Un abrazo.

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